La propiedad de la tierra ha sido un factor estructurante del conflicto armado en Colombia. Las comunidades campesinas y afrocolombianas tenían una visión colectiva del territorio. Con el paso del tiempo, se fue privatizando y con la llegada de los grupos armados se agudizó el conflicto por la tierra, concentrando la propiedad y transformando la vocación de los suelos. La falta de acceso a la propiedad de la tierra y el desplazamiento forzado generaron un desarraigo a la tierra y a la lucha por protegerla así como un cambio socioeconómico para lograr conservar y restaurar los ecosistemas y las sociedades.